El oportuno socorro.🔥

Transcurría el día 10 de Junio de 1.988, estaba culminando mi primer año de la escuela secundaria en el emblemático liceo maracayero “Juan Vicente Bolívar y Ponte”, unos días atrás me entere que la banda show de la escuela tenia ensayo esa tarde, (por aquella fecha abrían audiciones para nuevos integrantes) y había determinado no solamente asistir a la audición, sino en mi corazón había la determinación de ser músico. Recuerdo muy bien la noche anterior, mi hermano Gilmer estuvo dándome consejos de la percusión, ya el ejercía el oficio de manera profesional, y todos en casa teníamos el don de la música, con el recuerdo fresco de estos consejos llegue al ensayo; fue impresionante ver que lo primero que se hacía era una rutina militar llamada orden cerrado, y como aspirante a ser integrante tuve que sumarme a un grupo para ser instruido en todo, al terminar la rutina, por fin el momento esperado por mí la audición, el famoso profesor Humberto Sarmiento y otros músicos me probaron en la percusión, para aquellos días el merengue dominicano estaba de moda, y les llamo mucho la atención que yo dominaba el ritmo,

Casa sobre la Roca.

Recuerdo con claridad varias noches de Agosto de 1.987, acababa de terminar la escuela primaria, y por aquellos días no habíamos salido de vacaciones a ningún lugar; estaba muy entusiasmado porque iba a comenzar la escuela secundaria y en Venezuela cambiamos de camisa blanca a azul en esta etapa, ahora bien el motivo de las palabras con las que comienzo este escrito es que la tierra tembló varias veces en ese mes; y como es normal había preocupación en la familia.

Una de las noches que tembló más fuerte, mi hermana Inés me sorprendió planteándome lo siguiente: ¿Por qué no le preguntamos a Dios que está pasando?, y yo le respondí:- ¿Cómo?, ella me dijo:- a través de su palabra; valla que sorpresa para un joven de 12 años, ¡consultar la biblia! Recuerdo bien el pasaje que Dios nos dio aquella noche:

Mateo 7:24-27  Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. (RV1960).

Debo aclarar que poco entendí lo que Dios nos advertía a través de esas líneas, pero tiempo después fue tan contundente lo que aquella noche leímos, tanto asi que jamás se me borro de la memoria.